2. Todos mienten; pero no importa porque nadie escucha.

Am I just another hypocrite? la tonada ska de The Specials inunda mi mente y me somete, sus melodías, las voces, los instrumentos, todo tiene sentido hasta que termina la canción.

Las conversaciones se vuelven ecos que prometen y a veces olvido lo que puede llegar a suceder cuando conversas a prisa y sin ganas, mientras tienes que correr para quedarte atorado en el tráfico y mientes, “tengo que llegar temprano” “tengo una junta” “estoy bien”.

Ella sabía perfectamente lo que era mentir, nuestra historia empezó como un cuento de hadas. Cada que alguien nos preguntaba cómo nos habíamos conocido mi chica comenzaba con “Había una vez en un reino muy, muy lejano…”

El “reino muy, muy lejano” era un bar de 7 pisos en el que cada nivel hacía referencia a un pecado distinto. “Era un lugar mágico” continuaba ella “la princesa vivía en lo más alto de la torre, en el último piso” la realidad es que yo ni siquiera había ido en plan de buscar una princesa, yo misma, que acababa de ver como a mis ojos se desteñía el azul del último príncipe con el que quise escribir mi historia estaba a toda costa entablar una nueva relación. Pero para Natalia, “la de los eternos caireles castaños” los cuentos de hadas todavía eran reales.

Hicimos planes, mi familia se opuso al principio, pero en confidencia, mi abuela acertó a decirme que ya todos se lo esperaban, que mi madre incluso pensaba que salir con tantos chicos era solo una fachada para esconder lo demás.

No supe si ese comentario me dolió o me dio risa primero, yo pensaba hasta conocerla a ella que era “normal” aunque, besar a una mujer no me era extraño, la realidad es que nunca había experimentado el amor de esa forma, éste era profundo, real, no éramos amigas pero llegamos a serlo. Yo sabía que lo que sentía era como si alguien hubiese recompuesto mis moléculas y me había enseñado el amor en su más pura esencia y Natalia también lo sabía, así que seis meses antes de terminar la facultad nos fuimos a vivir juntas.

Su mamá era un amor, siempre consiente de las necesidades de su hija, sin juzgar sus decisiones, era todo lo que yo creí que una madre debía ser “Con razón Natalia sabía tanto de esto. Con razón Natalia sabía tanto de aquello” Pensaba yo. Todo iba de maravilla. Éramos Lilith y Eva, los adanes y los príncipes azules salían sobrando.

Las noches bailando ska y reggae se volvieron nuestras, Natalia enloquecía con los sonidos, y su corazón latía al ritmo de cada canción. Yo escuchaba muy poca música, yo era más de sentarme horas viendo películas clásicas pero como el amor es muy grande, comencé a escuchar a grupos como Toots & The Maytals y me di cuenta que Hibbert era un genio.

Graduarnos de Negocios internacionales era sencillo, lo difícil era decidir dónde vivir, si iríamos a Dublín o nos quedaríamos en México. Nunca me había parecido que estuviese tan arraigada a mis raíces como entonces, Natalia tenía otros planes, como siempre, le seguí la corriente. Fuimos a visitar a su madre por primera vez, ella siempre venía en vacaciones de diciembre porque decía que le gustaban más mis fiestas. Además, era hija única y los abuelos de Natalia habían fallecido hace unos años. Esa era en parte la razón por la que nos mudaríamos el año entrante.

“¡Tienes que conocer a todos en Dublín!” me gritaba con su pintoresco acento, “¡no más cerveza Guiness, solo lo mejor para mi chica!”

Sobra decir que yo estaba super nerviosa, Natalia estaba extasiada y yo buscaba no preocuparla, pero yo no tenía empleo y no sabía si podría conseguirlo tan rápido. Ella confiaba en que nos quedaríamos con su madre, yo, pensaba que eso era demasiado, pero al buscar los precios de renta, no me quedó más que aceptar.

Sobra decir que mi madre, una católica formada en colegio de monjas, estaba al borde de la histeria. Por suerte tenía a mi “Lita” para ayudarme con ella, le bajó los nervios con un tecito y Natalia y yo pudimos hablar con ella. Natalia se reía siempre tan francamente, creo que eso fue lo que más amaba de ella, sus dientes apretujados y blancos, su cara roja y sus ojos verdes, hacía honor a su nombre.

Antes de irnos a Dublín, Natalia pidió que fuéramos al bar donde nos conocimos, “por los viejos tiempos” dijo. Yo acepté, la idea me parecía muy buena, seguramente habría muchos bares allá pero ninguno como nuestra “Torre”.

Cuando llegamos al bar, estaba todo muy callado y casi no había gente en la entrada, Natalia me miraba divertida, subimos hasta el último piso y al salir a la terraza entendí todo, empezó a sonar Dreams y Natalia se hincó ofreciéndome una caja verde de terciopelo, dentro había un hermoso Claddagh de oro blanco, el corazón llevaba una esmeralda incrustada. Natalia tomó mi mano izquierda y lo colocó gentilmente en mi dedo. Yo temblaba. Todos vitoreaban, el cuento de hadas resultó ser cierto.

Visitamos todos los bares, planeamos nuestra boda para el siguiente octubre, al ser ambas católicas fue sencillo, solo agregamos un poco más de verde y preciosos símbolos a los anillos.

Llegó el día de la boda, (su madre nos separó la noche anterior para evitar la mala suerte, así que Natalia durmió abajo y yo en su cuarto) Lo último que recuerdo es abrir la puerta de la habitación y encontrar a su madre llorando y las sangre por todos lados, la escalera, el pasamanos, las paredes. Natalia estaba en el suelo frente a la puerta, su madre no paraba de gritar cosas que yo no entendía, la llevamos al hospital, ambas traíamos el vestido de novia. De entre todas las cosas que dijo la mamá de Natalia, repetía athair una y otra vez, lo mismo al hablar con la policía. Yo no entendía nada.

El padre de Natalia había recibido la noticia de la boda y decidió visitar a su hija por primera vez en diez años. Natalia mintió, dijo que su papá había muerto, pero en realidad había estado en la cárcel por asesinar una pareja de homosexuales.

Creado escuchando esta lista de reproducción…
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Diciembre, el mes predilecto para suicidas

Todos los años suelo revisar las estadísticas de suicidio en este mes de diciembre. Francamente a veces es por puro morbo, otras, para que lo ocurrido con esas personas no quede en el olvido. Si me dieran una moneda cada que pienso en cómo se sintieron antes de tomar una decisión como esa, los problemas que pudieron haber tenido, lo que su cuerpo estaba pasando mientras cortaban, ingerían pastillas, anudaban la cuerda o simplemente se aventaban al vacío podría comprar una casa y un departamento en donde yo quisiera.

Pero qué es ese sentir que te lleva a tomar esa decisión sino el vacío mismo. La psicología y la psiquiatría todavía no encuentran todas las respuestas. Los diagnósticos son erráticos y la atención médica, sin puedes pagarla puede llevarte a la quiebra en un año de tratamiento, que es lo mínimo que se recomienda. Recientemente leí el libro Reserva del Vacío ensayo que trata el tema del suicidio, lo disecciona y analiza desde el uso que le damos para crear literatura. Sus páginas hablan de dos suicidios que históricamente han impactado a la sociedad: el de Jesucristo y el de Yukio Mishima.

Para muchos, diciembre es una época de disfrute y fraternidad, las cenas, los regalos, los distintos momentos que quedan plasmados en una fotografía reflejan que tan solo por una noche, la felicidad está presente. Pero esos otros, los “solos” los “enfermos” los “cobardes” simplemente no lo llegan a ver así.

Caminar junto a un lago congelado o un risco se vuelve una idea peligrosa. La mente juega con las emociones, el cerebro, que según uno de los médicos que he visto, prefiere tenerte en ese estado de depresión. La explicación a esto es sencillo: cuando estamos deprimidos gastamos menos energía, desgastamos menos nuestro cuerpo, dormimos. Al no comer, tiene entonces que entrar en modo de supervivencia y buscar la manera de dejarnos quietos mientras pasa lo malo.

Estaría por demás decir que nuestro cerebro es un desgraciado, pero así es como funciona el; del mismo modo que el tiempo nos pagará factura y las articulaciones y nuestros reflejos comenzarán a fallar. Así es y así siempre ha sido. Nuestro cerebro es complejo, su capacidad para regenerarse es lenta más no imposible, pero este órgano tan importante es caprichoso: tarda poco más de 30 años en alcanzar su maduración total, eso sin contar el uso de sustancias, causas hereditarias que se vuelven secretos de familia,

Otro punto que me pareció muy interesante del libro es que Anunaki habla del suicidio como una forma de entrega. Ejemplifica con el caso de Jesucristo, y afirma muy puntualmente que se refiere al personaje histórico y deja de lado todo el aspecto metafórico. Concuerdo con el en que fue un suicida, el sabía perfectamente que era su destino fallecer a manos de los romanos, crucificado y por último con su costado atravesado por una lanza. Pero según con los datos históricos, fue un personaje que amaba de una forma increíble.

Quizás muchas personas no estén de acuerdo, pero ¿Quién fue Jesús si no un kamikaze cuya misión era entregarle a la humanidad su propio cuerpo y mostrarles que el amor existe y no siempre es aceptado? y que inclusive, es peligroso. Esto me lleva a recordar los momentos en los que hay una ruptura amorosa y entonces el corazón se va haciendo pedazos, metafórica y literalmente hablando. Estudios científicos han determinado que la muerte por un corazón roto existe y se ha diagnosticado. El suicida no espera que su corazón lo haga por ellos, es determinado y toma acción propia, reta a su cerebro y su incapacidad por resolver el problema.

Aunado a esto, existen otro tipo de circunstancias que deberían de preocuparnos: La sociedad en que vivimos ve con malos ojos que una persona acuda a pedir ayuda psiquiátrica y eso es algo que también me indigna. Las personas que sufren enfermedades mentales no se atienden porque hay un estigma que los marca. Como sociedad, al escuchar el término psicólogo o psiquiatra, automáticamente pensamos en lunáticos sin control que simplemente no pueden estar entre nosotros. Crecí viendo como una persona que vivía frente a mi casa era llevada constantemente a la única institución mental que existe en mi ciudad, y escuchando como los adultos a mi alrededor hablaban de ella despiadadamente. La sola idea de terminar ahí me aterraba, la sola idea de ser alguien que podría llegar a comportarse así era desesperanzador.

Siempre me preguntaba ¿Qué era lo que pasaba por su mente? ¿Por qué no había un control en su medicación, ¿Por qué nadie la curaba? La realidad es que era una persona que desgraciadamente no tenía los recursos y la ignorancia y estigma la marcó para siempre.

A medida que fui creciendo, encontré que la nueva tendencia era el capacitismo, que tiene muchas aristas. Pero por el tema que he estado tratando y que espero aún no te hayas cansado de leer, me refiero más al típico “echarle ganas” el “yo he vivido peores cosas que tu” el “dios le da sus peores batallas a sus mejores guerreros” Todo eso invalida los sentimientos y emociones de las personas que sobre-viven. Lo más grave es que está tan centrado en nuestra sociedad que circunda todos los aspectos de ella.

Son contadas las empresas que se preocupan genuinamente por la situación mental, emocional y en general de salud de sus trabajadores. Miles de trabajadores llegan a un estado de burn-out término acuñado para describir el agotamiento físico y mental que sufren debido a las largas jornadas, los salarios que no alcanzan para nada y en general los distintos grados de discriminación.

La neurodivergencia, es un término relativamente nuevo. No debería sorprendernos que en las aulas los estudiantes están sufriendo del mismo burn-out. (personalmente me tocó ver como un estudiante sufría un ataque de ansiedad y eso automáticamente me transportó a la vecina que sufría “episodios” y todo lo que cada persona con problemas mentales calla por miedo al estigma).

La mente está en un estado de alerta constante, los sistemas educativos siguen con planes que no están adaptados para estudiantes que sufren distintas discapacidades. Mi país, es uno de ellos y no, no solamente sucede en países de tercer mundo. Les sucede a estudiantes de bajos recursos, sí pero también a aquellos que “lo tienen todo” es la otra cara de la monea, es el estar sobre medicado, el ensayo, prueba y error de médicos que en un día ganan lo que una persona común y corriente gana en un mes, pero claro, es eso o enfrentarse a un sistema de salud pública que en todos los aspectos deja mucho que desear.

A pesar de ser una de las partes más importantes de nuestro cuerpo, nunca atendemos nuestro cerebro como es debido, no hay un plan de salud que cubra estudios neurológicos, que te den acceso a un médico especialista puede tardar meses o años y como bien sabemos, cada año tiene su diciembre; cada año, una luz se apaga y los que quedamos aquí atrás, solo nos preocupamos por los gastos funerarios y enfrentarnos a la gran pregunta ¿por qué?

5. Es más fácil obtener perdón que permiso.

Yo hoy:

Tengo desde las 4:20 (wink, wink) creo que puse el titulo de la entrada y nada (por eso uso esos títulos, pa’ no pensar tanto en ellos y porque creo que son perfectos) y luego tuve que hacer otras cosas pero mi cerebrito activó esa lista. Mientras conducía casi choco y ahora traigo una en la cabeza algo armado pero estoy drenada. Hasta mañana, though…

El anti-post que se convirtió en post ahora sonríe mientras trabajo, me mira atento con la idea de que pronto estará en “el todo” yo, observo sin poder controlar mis manos en el teclado. clic, clic, clic, clic ___ clic, clic _____clic, clic. No entiendo nada, solo escribo lo que se me viene a la mente, ¿ya no hay burnout o sí? ¿Dónde está el tedio? [atrapada dentro de mis pensamientos observo en una especie de viaje astral a mi yo frente al teclado. Entro a su cerebro, comprendo la maraña, aquí hay algo nuevo] ¿la Musa es real? “clic,_____ clic”. No la veo, dejo de Teclear en el espacio en blanco, ahí está, ¿la musa es real? [su nombre rima con Medea] quizás sí.

4. La experiencia es algo que no se obtiene sino hasta después que se necesita.

Si alguien me hubiera dicho cómo sería ser la madre de cinco niños, pienso que me lo habría pensado dos veces.

“¡No, no, no, borra eso, eso no puede estar en el artículo, no pueden verme así! La gente debe creer que amo mi vida, que soy una buena madre que estoy extasiada. Bueno, deja todo lo demás pero asegúrate de quitar eso.

Volteo a mi derecha, pálida, escuálida pero lista, no demasiado bonita ni demasiado fea, Rebeca mi fiel asistente despide cortésmente a la reportera. Volteo a verla.

“¿Has sabido algo de Mario?” Sus enormes ojos hacen esa horrible mueca de desesperación, parece un perro a punto de ser sacrificado. “¡Por Dios Rebeca!” grito histéricamente “¿Es que no tienes cerebro?! ¡Búscalo y dile que necesito que esté aquí, pronto llegará la otra reportera y no tengo una sola foto con él.”

La chica toma su celular y marca el número de mi marido, los niños están en sus cunas, llevo a Matilda en mis brazos, es la única niña. Decidí poner las cunas en fila, ahora pienso que parece un orfanato posterior a la segunda guerra mundial.

Observo cómo Rebeca asiente con la cabeza y sonríe, seguramente Mario no atendió la llamada si no su asistente con el cual la pequeña zorra ha estado durmiendo, según ella a nuestras espaldas. Es divertido, a veces finjo que no me doy cuenta pero ya conozco sus horarios al igual que Mario conoce los de Alberto y les jugamos bromas pesadas o les pedimos cualquier estupidez casi al mismo tiempo, ¿Para qué quiere uno asistentes si no les vas a hacer la vida miserable? Quizás este par de calenturientos tuvieron la culpa de que ahora Mario y yo estemos en esta situación. Llamarlos cuando estaban cogiendo hizo que un día nosotros empezáramos a hacer lo mismo o al menos cuando nos lo permitían nuestras ocupaciones.

Era muy interesante escuchar la voz quebrada de ambos y empezamos a elegir mejor los momentos de la llamada, un día, quizás debería haberme molestado pero creo que no se detuvieron y podría jurar que escuché a Rebeca ahogar un grito pues contestó en medio del orgasmo. Pensamos que eso también pudo divertirlos a ellos.

¿Realmente decidí mi vida? Es algo que continuamente me cuestiono. Cuando yo era niña no había una sola vecinita que no hubiese tenido un padre. Y luego estaba yo; la niña poco agraciada que tenía que jugar sola porque su madre no retuvo el tiempo suficiente a su padre para conseguirle un hermano.

Rebeca me pide que vea mi teléfono el cual vibra al instante “¡Ya voy!” textea Mario. Cabrón pienso. Si hubiera estado sacándose leche de las tetas como yo toda la noche para éstos cinco sabría que se está pasando de la raya. Me veo como una vaca; por dios ni Trixie tuvo que lidiar con embarazos, una visita al veterinario y listo, like a virgin. Pero sé que lo hace para colmarme la paciencia. Mario es un buen hombre pero probablemente la maldición de gente como nosotros nos llegue algún día y nos divorciemos como otras celebridades. Es triste, los divorcios son tristes, pero en este medio son inevitables, bueno, en todos lados. Las prisas, los silencios incómodos, y ahora con cinco hijos. Debí quedarme poco agraciada. Ahora temo que mi carrera se derrumbe gracias a este cuerpo que me ha quedado.

“Su esposo viene en camino, ¿quiere que le hable a alguna de las nanas para que usted vaya a refrescarse” La miro, está sonrojada y sin querer sonrío, dioses, espero que esté usando la píldora y condón, no podría darme el lujo de estar sin ella. Es eficiente y dulce, o quizá esto de la maternidad me está ablandando. Asiento y le entrego a Matilda. La pone en su cuna y sale inmediatamente en busca de alguna de las nanas. Observo a la pequeña bribona. Después de comer se ha quedado dormida al igual que sus hermanos. De verdad espero que hayan encontrado nodrizas. Sé que es algo muy old fashion, pero prefiero eso a darles fórmula; además tengo mucho trabajo y no puedo darme el lujo de quedarme sin pezones.

Paso a la habitación principal y me meto al baño, me quito la ropa y retiro la faja, observo mi cuerpo. La piel hinchada, Betty es una genio, casi no hay cicatriz y aunque la piel cuelga y se abulta en el vientre, no parezco un monstruo. Mis cachetes son enormes, mi trasero parece una camioneta. Quiero llorar.

Tocan la puerta, es Mario, “¡Cariño! le digo, ¿Qué horas son estas de volver? Teníamos una entrevista y en media hora tendremos otra.” Le reclamo.

“Estás hermosa” me dice mientras me besa la oreja, me miro en el espejo y luego lo miro a él, parece que ser padre le ha sentado demasiado bien mientras que yo, bueno, yo tengo ganas de golpearlo con algo pesado.

Si me hubieran dicho que esto pasaría hubiera despedido a Rebeca y habría hecho que Mario despidiera a su asistente también.

3.El que duda, probablemente tiene razón.

Todo empezó con unas manchas color crema Adela estaba terminando su rutina de yoga al deslizarse apretando los muslos el abdomen todo su cuerpo por la colcha color lila vio los pequeños puntos beige eran como pequeñas bolitas pero estaban pegadas a la pared una después de otra no entendió qué estaba pasando y decidió olvidar el problema al otro día a las seis en punto sonó la alarma del aparato y comenzó su día como siempre estaba aspirando y respirando y sus pensamientos recordaron los puntos en la pared se acercó con precaución parecía que ahora tenían unas líneas delgadas que las rodeaban no sabía si estaba imaginándoselo o simplemente algún mueble había raspado la pared pero no se atrevió a tocarlas hizo un gran esfuerzo por no pensar en ello camino al trabajo llegó al café prendió la máquina de expreso y verificó la temperatura de los refrigeradores leyó la lista de pendientes y tachó lo que había que surtir le gustaba platicar con el chico del mercado de abastos decidió olvidar la idea y francamente no tenía mucho tiempo para ello el día comenzaba y no tardaban en empezar a llegar los primeros clientes era martes esos días siempre eran muy agitados sus jefes se empeñaban en recordarle que sus primeros clientes eran los que siempre regresarían pero que tenía que ser amable con todos a la cinco dos en punto salió por la puerta su compañera ya estaba atendiendo al cliente en turno era una cafetería pequeña y Adela se las apañaba para salir siempre a su hora pasó al estudio de su tía estaba pintando a un muchacho desnudo y no pudo evitar sonrojarse su tía la regañó como siempre por interrumpirla pero agradecía las galletas de chispas de chocolates le ofreció un vaso de leche Adela pidió agua fría Después de un rato se despidió de su tía pero no del chico aún podía sentir el calor en sus mejillas al llegar a casa después de la escuela se dio cuenta de que no estaba encendido el foco de la entrada y una especie de neblina que cubría el jardín le pareció raro pero solo encendió las luces dejó sus cosas en el closet se dirigió al baño y puso a llenar la tina en lo que se desvestía al pasar por la sala para prender la luz de afuera notó que las manchas ya no estaban luego se dirigió a la cocina para prepararse un pan tostado con jitomate queso provolone y perejil fresco lo aderezó con pimienta sal y un poco de aceite de oliva mientras se terminaba la cena le dio un ataque de risa todos los días se decía a sí misma que estaba harta de servir sándwiches y era lo que cenaba casi siempre checó la temperatura del agua estaba segura que un baño tibio le quitaría el cansancio sintió el agua se quitó la bata rosa pálido y se sumergió en la bañera volteó a ver el estante donde acomodaba los jabones y champús y su vista se detuvo en el patito de porcelana con gorrito verde era el único recuerdo que se permitió dejar en la casa después de la muerte de su madre antes de cerrar los ojos volteó hacia arriba horrorizada veía como miles de extraños insectos bajaban intentó gritar pero éstos se le metieron por la boca los oídos la nariz los ojos al día siguiente Adela despertó puntualmente a las seis de la mañana, abrió el café atendió a los clientes con la amabilidad de siempre y salió a las dos del café, pasó al estudio de su tía el mismo chico estaba parado en la misma posición esta vez no se sonrojó su tía volvió a regañarla por pasar de nuevo al estudio e interrumpir y le ofreció algo de beber Adela le pidió un vaso de agua con azúcar su tía ignoró lo inusual de la petición como si tuviera mucha sed Adela se bebió el baso de agua y se quedó saboreando el azúcar lavó el vaso de la cocina y metió el azúcar en la mochila luego se despidió de su tía y ésta le dijo que cerrara la puerta al salir al día siguiente la tía de Adela estaba sacando unos cuadros para meterlos a su coche tenía que llegar a dar su clase de las nueve en la universidad y se le había hecho tarde cuando quitó el último cuadro que estaba en la pared pensó que uno de los cuadros había raspado la pared tenía unas marcas extrañas

1. Para que algo se limpie otra cosa debe ensuciarse; pero se puede ensuciar todo sin limpiar nada.

Trastes Sucios = Mala Mujer

Hace días vi un vídeo sobre trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) sobre como podría hacer tareas por bloques, en el vídeo ilustraba una mujer joven que decía que por ejemplo, si te da ansiedad el hecho de no haber lavado los trastes, puedes lavar solamente los vasos o tasas y eso le dará a tu cerebro la idea de que estás avanzando en tu catastrófico hogar. 

Aún no hay diagnóstico. No sé si lo que vivo día con día es TDAH o depresión crónica, si lo que estoy sintiendo está más allá de mis posibilidades socio-económicas. Si “voy a librarla” o si “estoy exagerando”. 

La realidad es que los trastornos psicológicos tienen una raíz que nadie puede entender al cien por ciento, y gracias a una amiga que dijo “una depresión crónica puede ser un síntoma” me cuestiono todo lo que sucede a mi alrededor. Así como también me cuestiono si la idea de no tener una casa limpia y ordenada es más problemático por ser mujer.

Buscar desde hace más de diez años el significado de depresión en el diccionario de Psicología Medica de Ramón de la Fuente no le dio a mi ser una luz, pero me llevó a buscar un poco de ayuda y fue interesante.

Pero es una ilusión creer que un tratamiento a medias solucionará años de carencias y traumas emocionales. Y personalmente, creo que, además de ser paciente y cumplir con las indicaciones médicas, nada ayuda más que escribir al respecto. 

Mi casa, por cierto, es un completo caos. Me acompaña salvaje-mente en este proceso. Me aseguraré de comentárselo a mi terapeuta.